La noche del 26 de septiembre de 2014 en Iguala, Guerrero, habrían sido desaparecidas entre 50 y 60 personas y no 43; hubo seis muertos más y policías de ese municipio, Cocula y Huitzuco participaron en auxilio de sicarios de Guerreros Unidos (GU).
De acuerdo a una investigación del diario Reforma, los jefes de Guerreros Unidos en Chicago, Illinois, dieron la orden y pidieron apoyo de autoridades vía mensajes desde EEUU. De la misma forma, fueron conociendo casi al momento lo que ocurría en Iguala pasando de la tensión al desconcierto. Dieron órdenes, pidieron apoyos de policías y autoridades, reclamaron y al final quedaron desconcertados por la situación.
Conocieron versiones de 60 desaparecidos, de varios muertos y de un descontrol en las detenciones y ejecuciones. La historia de lo que ocurrió en Iguala a través de mensajes de Blackberry tiene detalles hasta ahora no conocidos y en otros casos ratificaciones de lo que ya se sabía. Las pláticas entre jefes en Chicago y sus operadores en Iguala agregan nueva información: aparentemente más desaparecidos, sin embargo sigue sin saberse el paradero de los estudiantes.
Parte de estas conversaciones corresponden al caso No. 1:14-cr-00705 de la Corte Norte de Illinois donde se acusa a «Silver» (como lo identifica la autoridad judicial estadounidense), Pablo Vega y otros socios de introducir a Chicago grandes cantidades de cocaína y heroína.
Agencias estadounidenses interceptaron bajo autorización judicial 11 teléfonos celulares entre fines de 2013 y octubre de 2014 como parte de su búsqueda de los presuntos narcos guerrerenses. El 9 de diciembre de ese año fueron detenidos en Chicago Roberto Sánchez, Eliseo Betancourt e Isaías Mandujano y en Oklahoma fue capturado Pablo Vega Cuevas y Alexander Figueroa.
Las conversaciones fueron interceptadas en ocho periodos distintos en ese lapso. En el séptimo periodo de intercepción, ocurrido del 24 de septiembre al 24 de octubre de 2014, los agentes estadounidenses pudieron captar una intensa comunicación a partir del día 26 en adelante donde los narcos deliberan qué hacer con los normalistas.
En otra plática, «Silver» ordena la tarde del 27 de septiembre que se pida apoyo a las policías municipales de Iguala, Cocula y Huitzuco y que se busque al Procurador estatal Iñaki Blanco para que les apoye en la acción.
Pero un personaje identificado como «Romeo» le responde que Blanco ya los traicionó y que incluso Santiago Mazari «El Carrete» estaría detrás de la operación de los estudiantes.
«Silver» pide también que acudan con el Alcalde José Luis Abarca para que les auxilie.
Fragmentos de dichos mensajes fueron exhibidos por la PGR durante un encuentro realizado con la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) en Bogotá, Colombia. En una audiencia pública realizada el pasado 1 de marzo, el actual fiscal del caso, Alfredo Higuera, dijo que autoridades norteamericanas habían facilitado esas conversaciones y que eran parte de un caso asentado en una Corte de Illinois donde se procesaba a jefes de Guerreros Unidos acusados de introducir droga procedente de Guerrero.
«Con la información más reciente, se cuenta con datos específicos que pueden dar certidumbre para establecer por qué los jóvenes fueron acometidos esa trágica noche», explicó Higuera a los familiares y abogados de los 43 y la representación de la CIDH de la OEA durante la audiencia en la capital colombiana.
Pablo Vega, considerado uno de los jefes principales de Guerreros Unidos en Estados Unidos, es quien hace los comentarios más críticos a sus compañeros sobre lo ocurrido. Vega refiere: «sí, así es, ta cabrón, no supieron controlar a la gente. Ta cabrón. Se va a hacer un desmadre».