En una reunión del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas convocada por Rusia, el embajador ruso ante la ONU denunció que su país era víctima de una precipitada, descuidada y malintencionada campaña de difamación de Gran Bretaña y sus aliados, tras ser señalados como autores del intento de envenenamiento del exespía Serguéi Skripal y su hija Yulia.
Durante su ponencia, el embajador Vassily Nebenzia aseguró que Moscú asumió “con un alto grado de probabilidad” que los servicios de inteligencia de otros países son igual de responsables del incidente.
“Todo confirma que esta es una campaña coordinada y muy bien planeada” que intenta “desacreditar e incluso deslegitimar a Rusia”, enfatizó.
Nebenzia no reveló los nombres de los servicios de inteligencia de los que Rusia sospecha, pero subrayó que los objetivos de esas agencias es acusar a Moscú de usar “una horrible e inhumana arma, de ocultar un arsenal de esta sustancia”, de violar la Convención sobre Armas Químicas y poner en duda el “rol (de Rusia) no sólo en la búsqueda de una solución para Siria, sino para cualquier otro lugar”.
Previo a la reunión de Naciones Unidas, el ministro del Exterior ruso Sergey Lavrov describió las acusaciones del gobierno británico hacia Moscú como una burla a la ley internacional, y equiparó sarcásticamente las acusaciones de Gran Bretaña con la orden de la reina de Alicia en el País de las Maravillas de “sentenciar primero, el veredicto después”.