Tanta fue la presión del mandatario Donald Trump, que el departamento de Justicia de Estados Unidos se comprometió a proporcionar información al Congreso del país sobre el posible papel de un informante del FBI que estuvo en contacto con la campaña presidencial del republicano en 2016.
En días pasados, Trump exigió a través de Twitter que el departamento de Justicia y el FBI investigaran si alguien se infiltró o espió su campaña, aunque Justicia ha mantenido que en ningún caso fue así.
Según medios locales, es un hecho inédito que podría llevar al Poder Ejecutivo al terreno constitucional más peligroso del mandato de Trump hasta ahora.
Hasta el momento, la única base del presidente sería un profesor de Cambridge y exoficial de la Casa Blanca, Stefan Halper, que habría mantenido contactos informales con tres asesores de la campaña de Trump, sólo con el objetivo de arrojar luz a la incipiente investigación federal sobre los posibles lazos del equipo de campaña con Rusia.
En una reunión a principio de semana en la Oficina Oval, Trump entregó al director del FBI, Christopher Wray, y al vicefiscal general, Rod Rosenstein, una orden para una investigación sobre las acusaciones de que el FBI infiltró a un «espía» en su campaña.