Luego de las constantes acusaciones de las agencias de seguridad en Estados Unidos, 13 individuos de nacionalidad rusa y tres entidades rusas fueron acusados formalmente de orquestar una compleja trama para interferir en las elecciones presidenciales estadounidenses del 2016.
De acuerdo a la oficina del fiscal especial Robert Mueller, dichas personas usaron cuentas falsas de redes sociales y anuncios comprados de manera fraudulenta en nombre de ciudadanos estadounidenses, para intervenir en la campaña de Donald Trump y Hillary Clinton.
Dicha investigación advierte que Rusia «tenía el objetivo estratégico de tratar de generar discordia en el sistema político estadounidense, incluyendo la elección presidencial de 2016».
Como parte de la estrategia, dichas personas adoptaron identidades falsas, publicaron en internet mensajes divisivos, además de que viajaron al país para tareas de inteligencia y participaron en actos políticas haciéndose pasar por estadounidenses.
«Los acusados publicaron información inapropiada sobre varios candidatos y desde inicios a mediados de 2016, sus operaciones incluyeron el respaldo a la campaña presidencial del por entonces aspirante Donald J. Trump y realizar comentarios despectivos sobre Hillary Clinton», sentenció.
Los hallazgos de la agencia de inteligencia estadounidense en 2017 han desatado investigaciones sobre cualquier vínculo entre la campaña de Trump y Rusia, algo que tanto el ahora mandatario como Moscú niegan.