Donald Trump por fin logró mirar su prometido muro en la frontera con México; por ahora sólo se trata de los ocho diseños preliminares que varias empresas construyeron para que el presidente de Estados Unidos evaluara cuál es la mejor alternativa.
Para la evaluación, el mandatario norteamericano se desplazó a la Estación Aérea del Cuerpo de Marines de Miramar, situada unos 20 kilómetros al norte de San Diego, y luego la frontera entre Otay Mesa, California y Tijuana.
Como primera impresión, Trump fue cauto con los comentarios, aunque hizo una observación, «Necesitamos un modelo de muro que permita ver del otro lado».
Para analistas, esta visita al sur de California llega justo cuando la relación de México y Estados Unidos vive con más tensión, principalmente por el discurso de Trump sobre que México pague el dichoso muro, lo que ya produjo una ríspida llamada telefónica entre ambos mandatarios.
Por ello, ante las dificultades para conseguir financiación para su construcción, Donald Trump pretende utilizar el muro como canje: si el Congreso le concede 18 mil millones de dólares a lo largo de diez años para levantarlo, Trump se compromete a autorizar fondos para solucionar la situación migratoria de 690 mil jóvenes indocumentados conocidos como dreamers o ‘soñadores’.