Jorge Nuño Jiménez
“La patria es primero”. Vicente Guerrero
Es de todos conocidos. Nadie ignoramos la noticia alarmante y amenazante de los Estados Unidos de América contra México. ¿Tratan de sembrar miedo, discordia y división nacional? Han logrado exactamente lo contrario, que cobremos conciencia de la necesidad de “unidad nacional ante el peligro externo”.
La orden ejecutiva dispuso militarizar y vigilar la frontera sur de los Estados Unidos, con la idea ingenua de “combatir la inmigración ilegal”. La noticia causo una profunda preocupación y alarma en México, y naturalmente al gobierno, al congreso y a los candidatos en campaña ante el actual proceso electoral.
Se escuchó una voz fuerte, de gran altura dirigiéndose al pueblo, con una posición digna y soberana, voz serena, templada, con certera visión levantó muy en alto nuestras banderas y principios de dignidad, heredado de los constructores de nuestra nación, así como los principios consagrados en la Constitución general de la República; de respetar como individuos, y exigir el respeto a nuestra nación, venga de donde venga. Despertó los adormilados sentimientos nacionales, de principios y normas para una política exterior civilizada basada en la razón, el respeto al derecho ajeno como requisito sine qua non para la paz, pero no una paz de agachones, de súbditos o esclavos. Me refiero naturalmente al mensaje expresado por el Presidente de la República Enrique Peña Nieto, que tomo el guante y la diatriba, y estulticia amanzanaste en contra de nuestro país por nuestro vecino del norte, lo cual que nos lastima a todos los mexicanos, porque toca los más profundos valores nacionales; como es nuestra dignidad y soberanía. Fue un verdadero escupitajo al cielo, un balazo en su propio pie, que como mexicanos bien nacidos no podemos pasar por alto, ni como individuos ni como sociedad amante de la paz, debemos exigir se respete al pueblo, al orden constitucional y a las instituciones, venga de donde venga la ofensa; por lo cual expresó como individuo que no pertenece ni quiere pertenecer a ningún partido político, en mi libre albedrio mi mas sincera y profunda felicitación al Presidente de la República Enrique Peña Nieto, por enorme visión de no callar, de no contestar un insulto con otro insulto, por evocar la grandeza y fuerza de nuestra nación, orgullosa de su pasado histórico luchador de la paz la cooperación internacional y brillante porvenir.
Es loable la expresión del Presidente Enrique Peña Nieto, que con un gesto de sencillez hizo un reconocimiento a la posición emitida por el Senado de la República, institución que exigió se nos respete como nación, con visión constructiva para enfrentar retos comunes y alcanzar acuerdos, mediante una relación institucional, salvando así el interés nacional y el respeto a los mexicanos, siendo esta la base para alcanzar acuerdos, y el respeto mutuo inspirado en la cooperación y una responsabilidad compartida y fue más a fondo mencionado por primera vez a los candidatos en este proceso electoral en pos de la Presidencia de la República, con especial valor hizo un reconocimiento a sus expresiones y en defensa de nuestras libertades. La respuesta de la opinión pública fue de un sentimiento de unidad nacional ante tanto insulto con la convicción de que nuestro país no es súbdito ni esclavo, México no se arrodilla ante nadie, su valor supremo son sus libertades, su autodeterminación y soberanía, y el único titular de esta es el pueblo.
Desde su origen como República independiente el 4 de octubre de 1824, cuando se promulgó la Constitución federal que dio origen a los Estados Unidos Mexicanos con la convicción de que se iniciaría una nueva etapa de prosperidad, felicidad y respeto a su soberanía del vecino país del norte, pero Don Guadalupe Victoria primer Presidente de esta joven república no imagino las nefastas consecuencia que nos traería la nueva relación bilateral con el país del norte.
¿Hasta cuándo abusaran de nuestra paciencia? ¿Cuánto tiempo continuaremos siendo juguete de su insensatez? ¿Hasta cuándo se detendrán en sus arrebatos desenfrenados de no respetar nuestra soberanía? Porque sin ánimo de quedarnos en la nostalgia del pasado no olvidamos jamás.
Los anales de la historia registran que: No olvidamos jamás que el pueblo mexicano ha sido la mayor víctima de la codicia de los Estados Unidos: más de la mitad de su territorio hoy forman parte de siete estados de la Unión Americana, su capitalismo tiene origen en tal despojo. Cuba y Filipinas fueron ocupadas 51 años después de la guerra de 1847. De entonces data la historia de las intervenciones norteamericanas en América Latina: 285 episodios mexicanos constan a lo largo del tiempo. Si el poder norteamericano surgió a la historia universal por el secuestro de naciones libres, hoy, con el pretexto de una libertad abstracta se nos humilla. El antiguo destino manifiesto hoy se apoya en armas atómicas para someter a nuestros países. La historia latinoamericana vuelva a ser, como a fines del siglo XVIII y principios del XIX, la de su lucha por la independencia, y voluntad nacional.
(Gastón García Cantú, Las invasiones norteamericanas en México, Serie popular Era)
El autor es Director General del Centro de Estudios Económicos y Sociales del Tercer Mundo y Coordinador de la Academia “Soberanía Nacional” de la Sociedad de Geografía y Estadística.