De manera cordial, sin altibajos o tensiones, se llevó a cabo la X Cumbre de Líderes de América del Norte, en la que el presidente Andrés Manuel López Obrador se reunió con sus homólogos de Estados Unidos, Joseph R. Biden, y con el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, en la Ciudad de México.
La reunión inició con un broche de oro para la administración del presidente López Obrador, al alcanzar un pequeño éxito diplomático al lograr que ambos mandatarios aterrizaran sus comitivas en el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA), con lo cuál un pequeño mensaje político se envió en aras de que esta obra de infraestructura de la 4T acceda en los próximo meses a las certificaciones de la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI) y la Organización Internacional de Transporte Aéreo (IATA, por sus siglas en inglés), para poder empezar a operar vuelos hacía Estados Unidos y Canadá.
El martes por la mañana, en la conferencia frente a Palacio Nacional, el presidente López Obrador se refirió a Joe Biden como un “gobernante humanista y visionario”, en adición citó que era un “dirigente capaz de unificar al hemisferio occidental”, palabras un tanto irónicas, frente a las deserciones y no asistencias de diferentes naciones en la pasada Cumbre de las Américas, de junio de 2022, a la que el mismo AMLO no asistió. Respecto a Trudeau, las palabras no fueron tan benevolentes, pero se dio una reunión bilateral con el presidente que culminó en un memorándum de entendimiento para trabajar en pro de los pueblos originarios de manera conjunta, que demuestra capacidad de enmarcar agenda, más allá de T-MEC y estar siempre bajo la sombra del gigante de Norteamérica.
Varios puntos fueron tratados, sin embargo, a pesar de las cordialidades, no estamos tan seguros de que tanto esta reunión vaya a transformarse en acciones para promover una agenda de cooperación exitosa. Hablemos de los acuerdos
Cambio climático y medio ambiente. Los tres gobiernos reconocieron la necesidad de tomar acciones en contra de la crisis climática y el cuidado del medio ambiente. En este punto, el acuerdo más trascendental fue reducir las emisiones de metano en un 15 % para 2030, crear un Plan de Acción para la Reducción de la Pérdida y el Desperdicio de Alimentos para finales de 2025.
Competitividad en el marco del T-MEC. En el ámbito del reforzamiento de esta asociación estratégica internacional, destaca como los tres países acordaron crear un Comité con 12 especialistas que estará destinado a la planeación y a la sustitución de importaciones en América del Norte con el fin de hacer autosuficiente a la región en su consumo de insumos clave para la sostenibilidad y la autosuficiencia económica y energética. La política puede ser clave en el marco de la probable recesión que acontecerá este 2023, y seguramente, tendrá impacto en los tres países.
Migración y desarrollo. Un punto central en la interrelación de la relación bilateral MEX-USA, que desde el acuerdo migratorio de Trump siempre está presente. En ese sentido, los tres mandatarios reafirmaron su compromiso con una migración segura, ordenada y humana en la región, así como con los valores centrales reflejados en la Declaración de Los Ángeles sobre Migración y Protección. En los hechos, esto puede sonar bien, pero el mayor peso de esta responsabilidad caerá en México. ¿Veremos de nuevo un intenso despliegue de la Guardia Nacional en la frontera, como consecuencia de esta cumbre?
COVID 19 y lo que venga. Los tres países indicaron que reforzarían los esfuerzos trilaterales en la revisión y lanzamiento de un nuevo Plan Norteamericano para Influenza Pandémica y Animal (NAPAPI) como un instrumento de respuesta rápida y ágil frente a emergencias de salud, como lo fue el virus SARS-COV2, que nos dejo dos años de pandemia de COVID19. Un cierre de fronteras, así como las medidas extremas de riesgos sanitarios de 2020 parecen impensables hoy en día. Esperemos que en este punto, se opte por alternativas innovadoras, en vez de las medidas que congelaron las fronteras hace tres años.
Seguridad, fentanilo, y por supuesto nada de Ovidio. En el marco de los acuerdos, se habló de reforzar iniciativas como la Estrategia de América del Norte para Combatir la Trata de Personas y el Dialogo Norteamericano sobre Drogas. Lo anterior, con la obvia condición del peligro que consideran son los carteles del crimen organizado para la región desde Washington DC. La buena voluntad no se discute, pero en el marco de la Cumbre no se presentaron a detalle atisbos de una estrategia inteligente y bien explicada de cómo puede resolverse la crisis de salud que causó 108 mil muertes en 2021. Y explica gran cantidad del poder de los grupos criminales y la violencia en México.
En las claves de la Cumbre se presente el siguiente texto: “Mejoraremos el trabajo trilateral para abordar el uso de precursores químicos en la producción de sustancias ilegales en América del Norte y para interrumpir el tráfico de drogas, así como fortalecer los enfoques de salud pública para la prevención, la reducción de daños, el tratamiento y la recuperación”.
Esperemos que estas palabras se conviertan en una realidad, que ayude a combatir estas amenazas y crisis de salud transnacional. Finalmente, Ovidio… ¿qué? No se dijo nada, pero seguro Biden sonrió con beneplácito ante la captura del capo del Cártel de Sinaloa.