El pasado 17 de mayo Nestora Salgado (candidata al Senado por Morena), al trasladarse escoltada por más de 20 policías comunitarios de Olinalá, quienes portaban armas largas, demostró su prepotencia con la policía estatal y personal militar en un puesto de control cerca de Chilapa.
Nestora amenazó a los uniformados diciéndoles que si no la dejaban pasar, cerraría la carretera Chilapa–Olinalá, afirmando que “si quieren un desmadre, se lo vamos hacer”.
Los uniformados en ningún momento impidieron a Nestora y a su equipo el libre tránsito —el video completo se puede consultar en www.cadenademando.com— indicándole únicamente que los comunitarios no debían andar armados, pero que si dejaban las armas, podrían circular libremente con el contingente que le acompañaba.
Nestora es incongruente. En el video reclama a las autoridades que proporcionen mayor vigilancia a los habitantes de Guerrero; sin embargo, deja sin comunitarios a Olinalá únicamente para cuidarse ella misma.
¿A qué le teme Nestora?
Acusada de los delitos de secuestro y delincuencia organizada que le llevaron a estar presa del 21 de agosto de 2013 al 18 de marzo de 2016, fue implicada por al menos 39 personas, que la señalaron de aprovecharse de la impunidad que gozaba al encabezar a los policías comunitarios, para retener, torturar y secuestrar a quien ella consideraba se debía “reeducar”.
De ganar su candidatura al Senado, Nestora convertirá su prepotencia y evidente protagonismo en una constante lucha por enfrentar a las leyes y las instituciones; no para representar a los guerrerenses, sino más bien para frenar las acciones de seguridad donde las fuerzas armadas y la policía estatal están combatiendo todos los días.
Guerrero ha sido, es y será un estado convulso. Las “guardias comunitarias” no han tenido ningún resultado; al contrario, la justicia que procuran es llevada por encima de la ley, hacia las venganzas personales, el abuso a los derechos humanos y, sin lugar a duda, a la extorsión y al temor de los guerrerenses por estar a la expectativa de delincuentes.
La máxima exponente de esto es Nestora Salgado.
Después, el “desmadre” lo tienen que arreglar los militares.
Cabo de Guardia
Layda Sansores, candidata a la alcaldía de Álvaro Obregón, miente al decir que el predio que ocupa el Campo Militar 1-F en Santa Fe fue vendido por el gobierno.
Es un punto estratégico militar con un valor más allá del económico.
@elibarrola