No se trata de un problema de falta de equipo, sino que la Marina y Ejército no pueden usar armas sofisticadas y de alto poder contra el crimen organizado porque violarían tratados internacionales, pese a que el narcotráfico sí las ocupa.
De acuerdo a Juan Velázquez, asesor de Fuerzas Armadas, se trata de dilema al que se enfrenta y se acentúa más tras hechos como los ocurridos en Tamaulipas, donde se planeó una tiple emboscada contra elementos de la Secretaría de Marina.
Según la descripción de Velázquez, dada a cocer por el diario El Universal, los atacantes utilizaron armamento de alto poder, como fusiles de asalto y tipo Barret, cuyos blindajes traspasaron los vehículos oficiales.
Pese a que Marina y Ejército cuentan con armamento sofisticado para combatir al crimen organizado, pero no lo pueden utilizar porque violarían tratados internacionales, “si lo hacen en esta lucha contra la delincuencia organizada, estarían infringiendo tratados internacionales y probablemente cometiendo un crimen de guerra al usar armas de guerra contra una población civil”, acentuó.
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